Rastrear en positivo: “Una misión secreta para mejorar el clima del aula”

A veces, un pequeño gesto puede suponer un gran cambio. En el aula ocurren cosas maravillosas cada día: alguien presta ayuda a otro, alguien mejora su actitud, alguien consigue mediar en un conflicto...
¿Y si encontráramos la manera de que todas estas acciones salgan a la luz, se agradezcan y se contagien? 

Ahí es donde entra en juego esta dinámica especial: El Rastreador o Rastreadora Positiva.

¿Cómo lo pondremos práctica?

Cada semana, el día de la tutoría grupal, el tutor/a entregará a un alumno/a, de forma aleatoria, una tarjeta que le otorgará el título de “rastreador-ra, positivo/a”.

Es importante que se haga de manera que nadie sepa a quien le ha tocado cada semana. El profesor/a puede dejar la tarjeta en la mochila o estuche del alumno/a discretamente sin ser visto. 

¿quién será en rastreador/a de la semana?

¿Por qué en secreto?

Porque eso lo cambia todo. Nadie sabe quién está cumpliendo la misión cada semana, lo que crea un ambiente de intriga y motivación. Cualquiera puede estar siendo observado… y cualquiera puede estar inspirando a otros.

Esto anima al alumnado a mostrar lo mejor de sí mismo, de forma natural, sin sentirse forzado ni evaluado.


¿Qué debe observar el rastreador/a?

El rastreador/a de la semana, mientras ostenta su cargo, observará las acciones positivas de sus compañeros y compañeras. No se trata de juzgar ni criticar. Solo se observan cosas buenas.


Y la semana siguiente...

En la siguiente tutoría, justo antes de empezar, el rastreador/a revela su identidad y comparte con el grupo todo lo bueno que ha visto en clase:

  • Ha ayudado a otro compañero/a a entender algún contenido o a resolver un problema.

  • Ha mejorado en algún aspecto de su comportamiento o en su trabajo en clase.

  • Se ha preocupado por resolver algún conflicto del aula.

  • Ha mediado con algún profesor por el bien de los compañeros/as.

  • Etc.

Son acciones cotidianas, pero valiosas, que muchas veces pasan desapercibidas.

Es un momento emocionante, en el que los gestos positivos se hacen visibles. Se premiarán tales acciones con agradecimiento público de toda la clase y a través de un mensaje en Itaca a las familias, para que así se motiven a seguir haciendo cosas positivas. Así, lo positivo se multiplica dentro y fuera del aula.


¿Por qué hacer esta actividad?

Porque fomenta la empatía, el respeto, el agradecimiento y la observación consciente. Porque ayuda a que los alumnos y alumnas a conocer la importancia de actuar bien no solo por reglas, sino por convivencia, por el bienestar y por dar ejemplo. Sobre todo, porque convierte el aula en un espacio donde lo positivo se celebra, se contagia y se convierte en hábito.

Al final, “De eso se trata, de coincidir con gente que te haga ver cosas que tú no ves. Que te enseñen a mirar con otros ojos”

Mario Benedetti.


Ainhoa Felis Ortega. Profesora de Educación Secundaria, IES VILA-ROJA Almassora (Castellón). 

Formadoras RETO.

Siguiente
Siguiente

Stop rabietas!