ADIVINA, ADIVINANZA…

¿Quién no se ha sentido alguna vez como una olla exprés a punto de explotar? ¿Quién no ha necesitado un lugar de desconexión, que transmita paz y tranquilidad, donde poder acudir cuando te sientes mal?

Vivimos en continuo movimiento, un ritmo demasiado acelerado y estresante que transmitimos y contagiamos a nuestra infancia; siendo necesario en ocasiones, soltar el acelerador un instante para poder continuar. Detengámonos un minuto, desconectemos… para ello, sugiero… una adivinanza…:

“Yo soy tu constante compañero. Yo soy tu mejor ayuda o tu peor carga. Yo te empujaré hacia adelante o hacia el fracaso. Yo estoy completamente bajo tus órdenes. La mitad de las cosas que tú haces, deberías dármelas a mí, Yo las haré más rápido y correctamente. Me puedes manejar fácilmente. Simplemente sé firme conmigo. Enséñame exactamente cómo quieres que se haga algo, y después de unas cuantas lecciones, lo haré automáticamente. Yo soy el sirviente de los grandes hombres y mujeres, y también, de los peores fracasados. Los que son grandes, los he hecho grandes. Los que son fracasados, los he hecho fracasar. Tú me puedes usar para producir ganancias o para llevarte a la ruina; da lo mismo para mí. Tómame, entréname y pondré el mundo a tus pies. Sé débil conmigo, y te destruiré.” ¿Quién soy? ……

Calma, tranquilidad; respira profundamente, todavía no veremos la solución; será más adelante.  

Volvamos al comienzo del texto, a ese instante donde nos sentimos mal y necesitamos calmarnos. La mejor forma de hacerlo es mediante nuestra respiración; respirar profundamente; tomando conciencia de ella, de nosotros y nosotras mismas; es importante practicarla y alcanzar la plena conciencia. Podemos comenzar por un tiempo de descanso, dejando de agitar nuestra cabeza y nuestro cuerpo, nos enseñará a estar presentes en nuestro mundo interior y reaccionar mejor ante cualquier situación difícil o estresante.

Para ello, el programa RETO, propone crear un espacio de calma o rincón de la tranquilidad, en función del espacio del que dispongamos: Si tenemos un lugar amplio, crearemos un “Espacio de la calma” pero si contamos con un pequeño espacio, tendremos el “Rincón de la tranquilidad”. Lo ideal, es un espacio amplio y común para tener más materiales, puesto que algunos son muy costosos; un lugar donde no se juega, ni se levanta la voz; un espacio de desconexión al que acudir acompañado siempre que alguien se sienta mal; con un ambiente preparado y cuidado, donde al entrar pienses: “Que “agustito”, me siento como en casa”.

Algunos de los materiales que lo componen son: Árbol musical Waldorf, plantas que oxigenen muy bien el ambiente y no sea necesario regar con frecuencia (Sansevieria), mosquiteras, botellas de la calma de María Montessori, bandeja de arena con diferentes texturas (piedras, o caracolas), fuente de agua, césped artificial, cesta de masajes, proyector de luz, difusor con aromas relajantes, columnas de burbujas, baldosas señoriales, bolitas relajantes, mándalas para colorear o un cuenco tibetano.

Volvamos a la adivinanza, su respuesta es “El hábito”. ¿Qué es el hábito? Una costumbre, una rutina que repetimos constantemente. En un primer momento se realiza de forma consciente pero con el tiempo, se vuelve inconsciente.

Aristóteles decía: “Somos lo que hacemos día a día… la excelencia no es un acto, sino un hábito”.

Si enseñamos a la infancia a entrenar y utilizar esas herramientas presentadas en nuestro ESPACIO DE LA CALMA O RINCÓN DE LA TRANQUILIDAD, crearán un hábito y a su vez, una rutina que generará importantes beneficios: confianza, resiliencia, búsqueda de soluciones creativas para gestionar sus propias emociones y controlar sus impulsos cuando sea necesario, favoreciendo un tiempo de serenidad, atención plena y conexión con uno mismo, liberando preocupaciones y malas sensaciones.

Este hermoso espacio, no solo se puede crear en un centro educativo; invitamos a todas las familias a tener en su hogar, un espacio de calma; y así, estar menos estresados; pudiendo ofrecer a nuestra infancia lo mejor de cada uno y cada una de nosotras.

“Esta es nuestra obligación hacia el niño, darle un rayo de luz y seguir nuestro camino” (María Montessori)

Sonia Vega Diez.

Formadora RETO. Maestra especialista de EF y tutora en el CEIP Alejandro Rodríguez de Valcárcel, Covarrubias (Burgos)

Ejemplo de espacio de calma.

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